Publicado en LA PROVINCIA/diario de Las Palmas
Publicado en el BLOG DE MARISOL AYALA
La
duda acerca de la actuación del Rey de España en el 23F y los
últimos acontecimientos vividos de carácter luctuoso han creado un
clima de desasosiego social que se suma a los vaivenes de las
noticias relacionadas con la crisis,- que es ya una situación
establecida-, con la inestimable participación de las voces de los
distintos partidos políticos y grupos parlamentarios.
La
enfermedad de la memoria a la que parece aludirse en referencia al
extinto presidente Suárez se identifica como el temible y temido
Alzheimer.
La
mezcla de diagnósticos, situaciones políticas pasadas, y la
confrontación entre la figura del monarca y del presidente Suárez
requiere que se esclarezcan cuantas dudas se suscitan. Y no es asunto
fácil ni de opinión ligera. Que lo desentrañen los que puedan
hacerlo y que hagan cierto que "la verdad nos hace libres".
El
anuncio beligerante de un periódico de tirada nacional acerca de la
conducta del monarca en el golpe de estado del 23F pone los pelos de
punta. Cuanto se estimó como una broma de mal gusto la parodia de un
falso 23F llevada a la pequeña pantalla por la Sexta va a resultar
que no todo era una parodia y que pudieran existir visos de
verosimilitud.
Puestos
a dudar y a seguir meciéndonos en tanto dime y direte me voy a
permitir la licencia, como médico especialista en Neurología, de
aportar una aproximación sobre la supuesta enfermedad del presidente
Adolfo Suárez.
Si
examinamos la biografía del presidente y las fechas de su retirada
de la vida pública hay una evidente relación entre su ocultamiento,
el fallecimiento de su hija y la enfermedad y muerte de su esposa. Lo
menos que le puede ocurrir a una persona que sufre esos gravísimos
acontecimientos con al añadido de la ingratitud y varapalos
propiciados por sus correligionarios y una oposición durísima,- a
la que oí dirigirse al presidente como tahúr del Missisipi-, es el
padecimiento de una enfermedad depresiva.
La
permanente frustración en la que se vio envuelto, ingratitudes,
agravios inmisericordes, y el retorno a una vida familiar gravemente
dañada por la enfermedad de hija y esposa causan problemas de salud
muy serios.
Aquel
estado de ánimo conduce a una depresión grave, y no es del todo
improbable que más que padecer una Alzheimer, diagnóstico posible,
haya estado padeciendo una Falsa Demencia Depresiva.
No me
cuadra que el hijo del presidente afirmara antes de producirse el
fallecimiento que su padre había recibido la unción de los enfermos
y que les había sonreído. Su neuróloga mencionó no sé si
como enfermedad intercurrente o como causa indirecta de su
fallecimiento la EPOC (enfermedad obstructiva pulmonar crónica)
común entre los fumadores empedernidos.
Imagino
que el conocimiento cierto de que la salida (exitus laetalis) está
muy próxima y que el reencuentro con sus seres queridos es inminente
debe producir un alivio tan grande que aquellas sonrisas bien
pudieran ser las carcajadas de un hombre de bien.
¿Realmente
padeció Adolfo Suárez una enfermedad de Alzheimer o una Falsa
Demencia Depresiva?
Entiéndase
que esta última tiene diferencias claras respecto de la primera y
puede ser que conviniera a bastardos y espurios intereses el
diagnóstico de enfermedad de Alzheimer. Todo recuerdo borrado por el
Alzheimer, ¿seguro? ¿O no quiero recordar nada de mi pasado?
No
puedo menos que expresar mi total admiración por el esfuerzo y tesón
demostrados por quién viniendo de la época de Franco supo llevar a
cabo la transformación política de España y dejar cerrado un
capítulo de nuestra historia reciente.
Desde
luego, si las secretarias hablaran....