A LA MAR
FUI POR NARANJAS
IBI, IGIC,
Renta y Patrimonio
Por Carlos Juma
El recibo del impuesto de bienes inmuebles, antes de la contribución urbana, es el paradigma en el que toma cuerpo la tediosa mentira de los políticos que nos gobiernan a golpe de cogotazos. Ya no solo fue el despiadado incremento del treinta por ciento que dictó la mayoría absoluta del partido gobernante en la legislatura anterior sino además el diez por ciento de incremento del partido gobernante actual. En total un cuarenta por ciento, ¡cualquier cosa!
No es Fray Luis de León el que acude
al aula del magisterio portando su celebrada frase, "como decíamos ayer…", sino la clueca gallina que picotea semillas,
mancha el suelo con sus coloreados excrementos y pone huevos, quién acude al
gallinero ciudadano para picotearnos reclamando pienso cuando falta grano.
Y amablemente, nuestro gobierno
canariensis, voluntariamente exiliado en estas platanarias islas, al igual que
el consistorial, ofrecía todo, incluidas rebajas tributarias y fiscales, para
faltar a su palabra contractual y nos clava otro numérico al que tan aficionados
están, de un cuarenta por ciento en el impuesto general indirecto canario.
Claro que el que no se consuela es
porque no quiere.
Para mitigar estas medidas se hace
una lectura disléxica, y ya no son cuarenta por ciento, sino que el IGIC se ha
incrementado en dos puntos,- de un cinco a un siete por ciento-, y el IBI en un uno con seis por ciento
mensual durante seis meses. Fácil, la vaselina tiene una apropiada utilidad y
los supositorios de glicerina aflojan la constipación intestinal.
Tampoco se salva de esta crítica
ácida el gobierno central, con su jefe al frente, don Mariano, señor
registrador que escribe sus contratos electorales en piedras de hielo, de
andares equinos y mirada fijada en el ombligo. También el,- oh dioses-, dice lo
que debe decir en este momento, y hace
lo que tiene que hacer, porque esto es lo que hay, y actúa así porque hay que
actuar así; es tan prolijo en sus razonamientos como tinte usa para maquillar
su galaico cabello,-nunca se sabe si es blanco o negro-. Pero el presidente hace
lo que tiene que hacer, y tan testarudo es que ha acribillado a la germánica
señora de chaquetita corta, y con el flautín italiano, se ha salido con la suya,-“ajolá” y le vaya
bien por aquello de que un mal rato
lo tiene cualquiera-.
Ahora vamos de nuevo con la Marinita , aquel proyecto
lleno de emprendedores a los que se le caía la baba, y para eso sí, para eso
seguro que hay financiación. No seré quién niegue el beneficio para esta desvastada
zona del hoy llamado istmo, Puerto de toda la vida, la misma que iba a
revitalizar en 1995-99 el llorado Sr. Soria. Pero bueno, nunca es tarde si la
cosa es grande. Parece que esta vez se encamina bien; veremos la presentación
del proyecto. Pero de pulseritas, y afanes publicitarios, mejor no meneallo.
Y esta angustia que me corroe,
desazón y desasosiego por tanto incremento de impuestos viene a tenor de que la
contrapartida de los pequeños faraones no la veo por pirámide alguna. Se
han multiplicado como el milagro de los panes y los peces cuando
realmente se les requiere para menguar en número y en salarios. En Europa, ese
ente lejano, ya le dieron aviso al registrador de que hay muchos políticos en
esta España de Santiago y cierra,-¡listos que son allá!
Y que decir de los Divares, divanes ,
y minucias de dineros públicos. En esta borrachera de miles de millones de
euros ¿ que más da que sea Cristina que Iñaki, Pantoja que Cachuli? Las
declaraciones de los reos será en octubre. Que Justicia tan rápida, oe,oe,oe...así
caduca cualquiera.
Vamos con la mirada altiva luchando
por una España mejor,-antes gacela ahora mariana-, pero no se olvide de cerrar el ostium del
recto proceder porque ni con vaselina entran los recibos del IBI, el IGIC y
menos aún la amnistía fiscal.
¡Grande, Mariano, grande!, ¿que le
dirás al madrugado y afortunado trabajador, -aún con empleo-, cuando se entere
que quién le atiza con la prima de riesgo es un premiado defraudador ? ¡Y no se
le caen los dientes a estos señores!
Al que miente se le llama mentiroso.
Y al que defrauda, defraudador, y al que lo ampara, cómplice de aquél.
Fiscalía, firme aquí el “recibí” o el
“enterado” que hay un manto de sepulcral silencio cubriendo de miedo las
cabezas de los ciudadanos.
Mañana, donación y sucesiones.
Nadie ofrece
tanto como el que no va a cumplir (Fco. de Quevedo)