lunes, 15 de junio de 2015

DE LA PAJA Y LA VIGA TUITERAS


DE AQUÍ Y DE ALLÁ

De la paja y la viga tuiteras
por Carlos Juma


El dedo índice emergió de la mano señalando la asombrada cara del penitente. La ira indisimulada y la sonrisa macabra se cebaron sobre el pobre pecador. Había escrito un tuit en esa modernidad de red social en la que estamos inmersos y la chispa de la gracia y el sentido de la crítica no tuvieron el premio que a buen seguro esperaba.

Sin embargo, cuatro años después, la voces cavernarias, armadas de huesos fosilizados, explotaron la bomba de la crítica más ácida reclamando el cese de sus funciones, aún no fertilizadas, de la mano de la Jueza Carmena. Y así se hizo, evitando el hachazo puso su cabeza bajo la guillotina.

La réplicas de los movimientos sísmicos no se hacen esperar y bajo el concupiscente placer de la venganza van desgranándose ciento de mensajes recordatorios de los insultos más relevantes aventados por el popular partido político. Ahí es nada.

Y es que nada sucede que no esté escrito en los libros de historia, desde los mercaderes del Templo expulsados de los aledaños a la crítica más feroz de aquellos que van de blanco y son pestilente sepulcros. Ni que se perfumen con jazmines.

Pero, sin el menor ánimo de sentar cátedra,-que para eso están los catedráticos-, ya fue dicho "que tire la primera piedra el que esté libre de culpa" por boca del Galileo, mi Señor. Y es que a estas alturas de la historia,- de esa que dicen que hay que aprender para no repetirla-, seguimos erre que erre colocando, encima de la mesa de los desencuentros, nuestros peores sinsentidos.

Claro que, revolviendo el pasado de cualquiera de nosotros, siempre se encontrarán frases desafortunadas, chistes de muy mal gusto y aplausos solidarios a los que no han dudado en caricaturizar de manera irreverente a la Santísima Trinidad y al Profeta Muhammad. Allá cada cual con sus vítores a la Libertad de Expresión pero sigo afirmando que "el respetito es muy bonito”, al decir de los aires canarios.

Y estando en esta tesitura, dimitido el cesante concejal de Madrid, sugiero la conveniencia de que acabemos con este estado de cosas, que cada vez que se roza tangencialmente a los del divino pueblo elegido, saltan las alarmas y se revientan botones del ropaje hipócrita de los que reclaman piedad para su dolor y no reparan en causar daños irreversibles a la misma vida.

La paja y la viga, tan actual, en ojo propio y ajeno, me parecen de lo más suculento a la hora de repartir leña a las palabras escritas, lanzadas a las redes sociales, libres para ser interpretadas de acuerdo con el dicho "que no hay palabra mal dicha sino mal comprendida". Ciertamente, el que no se consuela es porque no quiere, -miserere nobis-.

Ya dijo, en un ejercicio que le ennoblece, el Papa Francisco, que quién era él para enjuiciar a nadie; tan de acuerdo estoy con su sentencia, que hoy, más de uno tendría que lavarse la boca antes de pronunciar palabra o quitarse la pintura negra de las uñas antes de señalar con el dedo que indica.

El silencio es muy necesario para tener luz en el camino y es el mejor ejercicio ante las injurias.

Nada avanzamos entrando en la fosa de la venganza, los oídos no sirven de nada a un cerebro sordo.












lunes, 1 de junio de 2015

SILBOS GOMEROS AL HIMNO DE ESPAÑA

DE AQUI Y DE ALLÁ


Silbos gomeros al Himno de España
por Carlos Juma
En ElDiario.es/CanariasAhora
En Canarias Noticias
En Telde Actualidad
En La Provincia
Blog de Marisol Ayala


La artesanal manera de expresar el descontento ha variado a lo largo de los últimos años.
Y así, cabe recordar que antes de que los hijos del noble pueblo americano nos prestaran sus silbidos como muestra de júbilo, aquí, en esta España nuestra, solamente el aplauso se significó  como una muestra de incontenible alegría y firme adhesión.
Hoy en día, la alegría toma de la mano el aplauso y el silbido, y el rechazo se viste solamente con el paseo del aire por la boca.

El espectáculo dado en Barcelona en el preámbulo del partido entre los dos representantes futboleros de la ruptura constitucional, vestiditos con sus camisolas de colores, ha provocado diversas reacciones, acordes, eso sí, con la manera que tenemos de interpretar los afanes independentistas de las provincias vascas y catalanas. 

Las ganas que tenían de tocar el silbato y silenciar el himno nacional español no era de escasa cuantía y a la primera de cambio el chino del barrio hizo el agosto con la venta de tan singular instrumento, - pito, que lo mismo te manda a tercera división que te hace campeón de copa-.

La certeza que provee el refrán en su expresa mención a que "las carretas cuanto más vacías más suenan" me viene como una prórroga al perdedor. Hay que ver la que líamos los españolitos con el respeto a los símbolos del estado.
La moda de silbar, chiflar, tocar el pito ante cualquier expresión de españolidad se ha venido arriba, como tal dijera la vicepresidenta Poyeya atendiendo a las encuestas en Andalucía refiriendose a Juanma, su candidato. Y tan arriba se vino que el batacazo ha sido de número. ¡El respetito es muy bonito!

Personalmente, me parece que los pitidos acallando el himno nacional español es una bofetada a la más elemental regla de cortesía y buenas maneras. Algunos hay que se cuestionan la permanencia del Rey mientras duró la chifladura; hombre, bueno fuera, que ya que suena el himno nacional se largara con aires de enfado. Se quedó en su sitio y para que más.

¿Por qué no se jugó la final de la Copa del Rey en Valladolid? Escalofríos me da sólo pensarlo.

De verdad, ¿tan mal huele España? ¿Tanto repugna su nombre? Que quiere que le diga, España es la diana de la sana envidia, ¡que no darían tantos por ser y sentir como españoles!

Si la competición se llama Copa del Rey no me parece de recibo que la jueguen equipos que participan de la deriva rupturista con el Estado y aprovechen un evento deportivo para interpretar el "la,la,la" de Eurovisión.
A estas alturas de la película me sorprende la furibunda pitada propinada por la mayoría de los aficionados que se dieron cita en el Nou Camp al himno de los españoles. Qué tendrá que ver el culo con las témporas, las cuestiones políticas con un partido de fútbol.

De manera singular me ha llamado la atención, como probablemente a muchos otros, la cara equipada con una  sonrisa sardónica del que viene en llamarse Artur Más. Ha mostrado su satisfacción con la pitada e incluso se permite, con el connivente asentimiento del presidente vasco,  comentar lo mal que estaría una condena de tal conducta por parte del gobierno central. Han perdido la oportunidad de quedarse quietos y alisar su caras.

Para evitar este tipo de espectáculos propongo que la próxima final, de copas o de platos, se juegue en La Gomera, cuna del silbo universal, maravilloso modo de entenderse salvando barranqueras y profundos precipicios. 

Aprendan pues de los canarios gomeros a soltar el aire con fuerza por la boca pero articulando los labios y los dedos. De esta manera se puede hablar pero sin ofender, y sirve el silbo en positivo, para dialogar  que,  mire usted don Artur,  no ofende quién quiere sino quién puede.
Quienes se comportan de esta manera no merecen más que volver a la escuela a que les enseñen el silbo gomero.











PALESTINA