miércoles, 27 de mayo de 2015

EL ENTIERRO DE LA SARDINA


DE AQUÍ Y DE ALLÁ

El entierro de la sardina
por Carlos Juma


Reflexión acerca del gobierno de la mayoría vs la suma de minorias, y de la Ley electoral canaria.


Una vez culminada la fiesta de carnavales toca colgar los disfraces. Y ahora queda el glorioso recuento de votos que las matemáticas son incapaces de asimilar.

Dos más dos va a resultar que no son cuatro y que la tan cacareada ley electoral canaria permite que el voto de un canario valga más o menos en consonancia con su lugar de residencia y de este modo, con menos resulta que son más.

El cumplido lector que a estas letras se acerca sabe de sobra a que me refiero y a tan buen entendedor pocas palabras bastan. No obstante lo dicho, por ser conciso, véase el número de escaños que obtiene una pequeña demarcación electoral como la Gomera, y compárese con los escaños obtenidos por los demás canarios.

El grado de irritación sube a medida que los comentarios acerca de esta perpleja situación son la comidilla de informales conversaciones.

 Hasta el ínclito presidente de Canarias, en funciones, ha dicho que hay que reformar la ley electoral canaria, con sus matices; bueno fuera que lo dijera con claridad el que ha tenido en sus manos la modificación de dicha ley ajustándola a un mero criterio de justicia equitativa. Después de mí Noemí o tararí que te ví.

Vengo en decir que si una lista (electoral, se entiende) es la más votada, asunto de qué se tienen que sumar las otras listas (electorales, por supuesto) para impedir que gobierne la mayoría. Y asunto de qué se tiene que dar por supuesto que todas las perdedoras tienen ahora un sentimiento común y unos principios similares; pues para eso era más sencillo y simple que se presentaran todas ellas aunadas en unas mismas siglas.

Entiendo, y es mi parecer, que se está en la oposición para evitar los dislates y que llegado el caso, sumen sus fuerzas para evitarlos, y si es uno de antológica dimensión se presenta una moción de censura, y si el gobernante tiene dudas presentará una moción de confianza. Me cuestiono acerca del miedo a gobernar en minoría mayoritaria.

Y es perezoso pensar la divergente conducta que se muestra en nuestros Cabildos en los que el Presidente es el cabeza de la lista más votada. En unos sí y en otros no. ¿Por qué no se aplica el mismo rasero en todas las instituciones?

Me parece honesto y congruente que quienes no han alcanzado la mayoría no gobiernen. Mejor prestar apoyos puntuales para asuntos puntuales.

La izquierda se ha presentado disgregada y habrá votantes que les gusta una opción u otra de ese espectro político al igual que puede ocurrir con la derecha,- que parece estar menos disgregada-, y puede que sea el momento de unificar a los votantes de izquierdas o de derechas en sus propias plataformas y presentar ante el electorado una opción clara y diáfana. Claro que, en esa hipótesis, se acaban los Carnavales.

O sea, si la suma de los partidos minoritarios es superior a la mayoritaria no sorprende la diarrea mental de la Condesita en Madrid, el silencio del seis escalones o “dónde dije digo, digo Diego”.

Este es el entierro de la sardina. Que poco dura la alegría de las fiestas carnavaleras.









jueves, 21 de mayo de 2015

¿Estamos en Carnavales?



¿Estamos en Carnavales?
Por Carlos Juma



La gran fiesta de la democracia no es otra que la convocatoria de las urnas. Indiferente para unos, apasionada para otros e incluso repugnada por los nostálgicos del ordeno y mando, no deja de ser un festín en el que corre el papel como la sangre en un matadero.
Centenares de miles de papeletas puestas a disposición de los ciudadanos para que sacien su hambre y sed de sentirse protagonistas por un día. Eso si, un día cada cuatro años y va que chuta.

Los casos de corrupción no terminan de finiquitarse, ni en directo ni en diferido; es el cuento de nunca acabar. El hostigamiento al que se somete a los políticos de conducta delictuosa no cesa, y con la alegría del mal ajeno de unos y la ira de los señalados por los medios de comunicación, pasa el tiempo sin que se atisbe el encanto de hacer Justicia, de una vez, rápida, segura, exenta de amiguismo y de patrias potestades. En esto sabemos que los medios de comunicación son entelequias aristotélicas que no sólo perfeccionan la Justicia sino que gracias a ellos se descubren los sujetos  a los que les falta piel y les sobra cara.

Las aguas del Jordán pasan cada cuatro años por estos lares a fin de que los pecadores queden purificados y los inocentes sean bautizados en el esplendor de la gracia de las elecciones. Golfos como la copa de un pino se verán bendecidos por las urnas en un baile de vampiros sin igual. Sacarán pecho y proclamarán el laurel de la peseta: "caudillo por la gracias de dios (omito la mayúscula por respeto)".

Cada partido tiene su propia historia pero no son las siglas las que lo ennoblecen sino las personas que se agrupan en torno a unas ideas compartidas. Y hay muchos que tienen un enorme sentido de la honestidad,- de la congruencia entre pensamiento y acción-, y tantos otros a los que les mueve la ilusión de modificar y/o transformar la estructura de poder, tan miserablemente tocado por manos bastardas. El poder corrompe, dicen  unos; sí claro, a los corruptos, a los corruptibles y a los adoradores del buey Apis y a todos ellos rapidamente se les ve el plumero, naturalmente los que lo quieran ver.

Los alegatos acerca de la importancia de la gerontocracia o del gobierno de la juventud son estériles, vacuos, pues siendo joven cronológico se puede ser maduro y siendo maduro biológico ser un títere anencefálico. De manera que convendría, digo yo, la generosa mezcla de edades y dejar a la orilla del barranco horizontales y verticales.

Nadie hace un ejercicio de autocrítica sino que suelen pasar el trapo de polvo por la frase "algunas cosas no hemos hecho bien" y adelantando el mentón cicatrizan la herida con "ahora lo vamos a hacer mejor" y tienen la osadía de compararse con otros que tal bailan.

¿Dónde pondremos la vista?, ¿En aquellos que han convertido la política en su profesión habitual, en los que repugnan menos, en aquellos que nos han mentido sin pudor?

Cuenta el gran filósofo árabe Gibran Jalil que, siendo un día espléndido de sol, la belleza y la fealdad fueron a darse un baño en aguas del mar, cada cual con su vestimenta. La fealdad se adelantó a la belleza y saliendo de las aguas decidió tapar su desnudez con el ropaje de la belleza y ésta, al salir y no tener con qué tapar su pudor, se cubrió con el harapiento ropaje de la fealdad. Y ya, desde entonces nunca el ser humano puede distinguir quién es quién.

Aunque no hiciera falta alejarse tanto para estar sembrado en el pensamiento, nuestro Pancho Guerra en su inigualable cuento de carnavales, con un Manuelito virado a la pared y ya en las últimas, llamaba con voz débil a su mujer para preguntarle:
-¿María, estamos en carnavales? -Ay mi niña, que este hombre está desvariando! Dijo ella para sí.
-¿Por qué lo dices Manuel?
-Porque todo el que viene a verme me pregunta ¿me conoce Manuelito?

Pues eso, que "tires pá dónde tires", "votes pá dónde votes", podemos estar ante la harapienta belleza, la brillante fealdad o a las puertas de lo infinito en el circo de los carnavales.

Convendrá preguntar a la estrella del protagonismo si es bella, fea o si estamos de fiesta carnavalera.

Deducir quién es honesto,- congruente-, depende de la respuesta, de su historia y del proyecto que presenta.











domingo, 17 de mayo de 2015

EL MILAGRO DE LAS URNAS II

Por Carlos Juma
Reeditado 17 de mayo de 2015
¡Lo que se dijo hace cuatro años!


El hastío que embarga a la ciudadanía en general ante la proximidad de las elecciones generales es producto de las maliciosas conductas de aquellos que se han creído padres de la patria.
No son, -al menos los que más relumbran-, los que muestran una conducta propia de padre diligente de familia.
Estas elecciones tendrán vencedores por ausencia de contrincante y vencidos por su propia dinámica y puesta en marcha de decretos que sólo consiguen calentar al personal.
Ni la derecha es la derecha ni la izquierda es aquella. Ni los hijos de los comunistas  son lo que eran y hasta se permiten “pinzas” con la derecha y castigar a sus colegas absteniéndose y guardando un ominoso silencio a fin de que la derecha entre en gobierno de señores feudales.
No se trata de tijeretazos, de recortes y demás mandangas. El asunto es tan simple como que quienes reinan en el mundo son los dineros. Esos mercadillos donde se volatiliza un caudal o te afrentan con que no hay dinero si usted no me asegura los intereses y encima te marcan como tienes que ahorrar.

Esto no es asunto de elecciones generales. Hay que  poner sobre la mesa cómo hacer frente a esos denominados mercados financieros que no son otros que los dueños de la voluntad política soberana de toda una nación.
Y en este asunto nadie es mejor que nadie, los partidos políticos marcan únicamente esquinas como las mascotas, pero la pared ni se mueve.

Desde llegar tarde y culpar a Zapatero de todos los males, sin apreciar que, aquel que se arrima a Rajoy,- uno de tantos-,  cuyo mención vale unos minutos, el señor Rato, era ni más ni menos que Director General del Fondo Monetario Internacional, consciente por lo tanto o tonto de remate,  al no querer ver  el anunciado despropósito de que la economía no podía ir por aquellos derroteros de derroche e hipotecas basura preconizados por el ínclito Bush (Dios nos libre y guarde de semejante esperpento). Quién cerró los ojos primero no fue Zapatero sino Rato.

Los banqueros solo saben de dineros, les importa absolutamente nada que no sea contar billetes, siendo como son descendientes de aquellos que despreciados por la sociedad y la suciedad de las monedas se pudieron a prestarlas sentadas en un banco del parque. El poder sigue estando en las manos de esos sujetos aunque los vistan de seda.

Y los conciudadanos han sido victimas de sus desmedidas ambiciones, de soñar con paraísos terrenales, y no tomaron en cuenta que lo que compra hay que mantenerlo y sobre todo pagarlo. Si nos hemos puesto de caseros a un banquero hasta el fin de nuestras efímeras vidas ¿Qué cabe esperar? ¿Pretendíamos acaso que actuaran de manera contraria a su rígido y desalmado esquema de trabajo?
Y de los valores, ¿qué? Todos se fueron a fondos de inversión y hemos tirado por la borda lo valioso, aquello que nos llevamos puesto el día que salgamos de este jueves porque lo que es lo que posees lo vas dejar aquí en manos de descendientes y pobre de ti como que quién reparta sea un albacea sin escrúpulos. Que Dios nos coja confesados. “Te dejan limpio”.

Los que ayer se partían la  cara en juegos florales políticos hoy se besan apasionadamente en actos de una desvergüenza incalificable aunque tengan que escupirse los pelos del bigote. ¿Algún concejal ha renunciado a su sueldo de médico?

Los que se han pasado por el arco del triunfo la ética, y pescan salmones, nos hablan de esfuerzos, de un país maravilloso lleno de gente estupenda, laboriosa, vamos el mismo cuento que le lanza la reina de las hormigas a las obreras. Yo a reinar y poner mis  huevos y tú a servirme.

Y ese pedazo de izquierdas que se hace guiños restaurando impuestos que por definición debían estar en el cubo de la basura, llámese de patrimonio, que lo fue durante treinta años, cargando sobre la espalda de los españolitos lo que en si mismo se definía como ·”extraordinario” es que no tiene desperdicio; y aún más, quieren restaurar el impuesto de sucesiones. Y dale con los ricos: ¿me puede usted definir que es un rico? Yo se lo digo: no es asunto de tener más sino de tener a lo que se necesita. Ese principio nos lo hemos pasado por el recto proceder cayendo, como Ulises, en el silbo de las sirenas. Robin Hood muerto está. Los impuestos que restauren  son pan para hoy y hambre para mañana. Hagan un pequeño ejercicio de inteligencia si la tienen.

¿Y que hace Hacienda? Las directrices que le marcan a este segmento tan temido de la sociedad es que recaude, cuanto más, mejor. Es muy curioso que la inspección tributaria haya recaudado de las bolsas de fraude fiscal cantidades que son cincuenta veces lo que se pretende recaudar con el estúpido e insoportable impuesto de patrimonio. Y el asunto para no entrar en más detalles es que toda esa masa dineraria no va al ciudadano sino que va a los engendros que nos administran, despilfarradores, que ahora, teniendo dos palacetes, te pedirán el copago o mejor el repago sanitario, te reducirán el salario, te romperán las conquistas de los trabajadores y los sindicatos callados como mentecatos en un ejercicio de neutralidad política que asusta.
¿Pero que coño casta política es esta?
Usted, Sr. Rajoy es un impresentable que no dudó en dejar sólo al gobierno en temas de estado, negociaciones con ETA, o en la náusea de la abstención ante las acometidas de los nuevos señores, los mercados. Usted ha guardado un vergonzante silencio ante cuestiones muy graves. No sé para que me envía papeletas, aunque el uso que le voy a dar lo debe tener claro.

Usted Sr. Zapatero, hace bien en irse. Los logros sociales alcanzados están en su haber y ha hecho lo que la izquierda siempre hace con lo obtenido por la derecha, el reparto, pero se ha rendido a los mercados y le ha abierto las puertas del poder absoluto a la satrapía de los mismos que nos llevaron al sangrante Irak. Usted nos mantiene en Afganistán, quién nos lo iba a decir.

El Sr. Rubalcaba ha puesto su cuello en la guillotina con la esperanza de que en cuatro años tengamos a una Sra. Chacón al frente de los socialistas y que estos hagan una catarsis que les lleve a una navegación con visos de hundimiento y de salida de ratas a escape,- que las hay y muchas-. Toda una limpieza e higienización: es que siempre son los mismos.

Este es el milagro de las urnas: los sordomudos hablan y oyen, los ciegos ven y los cojos andan, paren las mujeres, se besan los enemigos por el bien de “nuestra” sociedad (será la de ellos, digo yo), dónde ayer fui rey hoy critico sin piedad a los colegas de viaje…..todos mienten y hasta hay quienes renuncian a su carnet de militantes por un plato de lentejas.

Abran las listas electorales ya. Esto es una dictadura de partidos. Que se presente el que quiera y que sea elegido directamente, que explique lo que hará y que rinda cuentas que a fin y al cabo es lo que exige cualquier contrato entre administrador y administrado.
No debería ser el ciudadano el que las exija, sino el político el que las rinda: ese es el compromiso.
Siempre afirmé ante mis alumnos que  la virtud de la memoria no es el recuerdo sino el olvido. Si no fuera así más de uno temería por su cuello.

La conversación entre Sarkozy y Obama acerca del sionista Netanyahu es la expresión pura y dura elevada a la máxima expresión de lo que hace esta casta política. No empecemos con que todos no son iguales, “píquemelo menuo que lo quiero pá cachimba”.  

El pueblo soberano cogiendo restos de los basureros y estos políticos en circos llenos de voces con loas al corifeo. ¿Y usted me viene a hablar de tijeras, recortes, copagos, aumentar la presión fiscal, etc.? Nos vemos el domingo.

16 de noviembre de 2011

PALESTINA