Sesenta y cinco años es
la edad de ceder paso al tiempo de descanso, el comienzo de disfrutar de los
pocos caramelos que nos restan por degustar. Los caramelos de la vida.
La validez de este tiempo
acrisola el viaje de tantas jornadas de trabajo y se rinde ante la parada
necesaria.
Sin embargo, sesenta y
cinco años, además, es el tiempo de permanencia de una injusticia histórica
grabada a sangre y fuego en el alma de palestinos que,- contrariamente a
lo que en su momento fue la acuñada frase de la propaganda judía
"¿palestinos? ¿qué son palestinos?"-, permanecen en las
sucesivas generaciones aferrados a las raíces de su origen.
No hemos desaparecido, ni
los años de vivir como "apátridas" nos han convertido en súbditos de
ningún reino. Tampoco hemos olvidado a Palestina los que hemos nacido fuera y
estamos plenamente integrados y disueltos en la sociedad que acogió a nuestros
padres.
No olvidamos la esencia
de nuestro origen, celebramos lo festivo y conmemoramos las tristezas de
nuestro otro pueblo. Tenemos dos identidades que se complementan, que se
alternan en la prelatura de las preferencias según necesidades. No son
identidades asesinas ni se molestan, antes al contrario, se enriquecen
mutuamente.
El 29 de noviembre de
1947 la ONU
recomienda la partición de Palestina en un Estado Judío y un Estado Árabe.
Aquella fue la manera en que Gran Bretaña dejaba sin cumplir las promesas
hechas a los palestinos de proclamar un estado independiente en todo su
territorio y de ceder a los actos de puro terrorismo llevados a cabo por los
brazos armados del movimiento sionista contra los propios británicos y desde
luego contra los habitantes de Palestina, los palestinos.
Los palestinos veían liquidadas
sus aspiraciones de proclamar su estado independiente y que sobre su
territorio, los ajenos al mismo,
decidieran,- sin conceder el derecho de autodeterminación e
independencia-, que se partiera en dos mitades asimétricas su suelo patrio. ¿Se
podía esperar otra respuesta distinta de los palestinos y del mundo árabe,
engañados, en 1947?
¿Esta partición colmaba
las aspiraciones sionistas? Ni de lejos, pero si que tuvieron la convicción y
la complicidad de regímenes árabes de que fuera el comienzo de la conversión de
la Palestina
histórica en el estado de Israel.
No se debió premiar al
otro castigando los derechos de los palestinos, ¿o es que aún hay alguien que dude de la existencia de la Palestina histórica y
sus habitantes?
Enzarzados en una guerra
a tres hubo una cesión inmisericorde a las aspiraciones sionistas de decenas de
miles de judíos nacidos fuera de Palestina para alcanzar la creación de
un estado por y para ellos.
En pocas palabras, la
comunidad internacional, cedía lo que no era de ellos a los hijos del
Holocausto, sin encomendarse a nadie.
Judíos siempre hubo en
Palestina y en todo el mundo árabe y con ellos las relaciones eran y deben ser
excelentes. Cosa bien distinta es entrar por la ventana y adueñarse de tu casa.
El dolor de un pueblo,-
el judío-, sometido al más grande Holocausto junto con otras etnias no
puede justificar que los indiscutibles "lazos históricos" con
Palestina se conviertan en "derechos humanos y divinos" para judeizar
progresivamente por el terror, por la guerra y por la colonización
progresiva, todo el territorio palestino y convertir el derecho de la
defensa,- que ahora se niega a los palestinos-,
en el motor de una usurpación continua de tierras.
Hay que conquistar los
derechos de los palestinos que sobreviven en Gaza y Cisjordania. Ya se han
ensayado soluciones, todas no aceptadas o inaceptables. Un único estado con dos
comunidades preponderantes, dos estados confederados con/sin Jordania,
dos estados "side by side" y échele hilo a la cometa....
La aplicación de todas
las resoluciones de la ONU
para este asunto sería la metodología adecuada. Preparar ambos pueblos para
comprender lo que significa la palabra PAZ y comenzar, cuanto antes mejor, a
desterrar las referencias a las guerras. Y eso se consigue gracias a la
educación y esfuerzo, sin ojos en el cogote y mirando hacia el futuro.
Debe ser un deseo
alentado por todos y cada uno de nosotros, palestinos árabes y palestinos
judíos.
Las ideologías sionista e
islamista, como sostén de plataformas políticas, deben ser desterradas. El
terrorismo individual, de grupo o de estado, hay que hacerlo desaparecer
y encauzar la construcción de dos estados democráticos y laicos, que, de
momento, puedan coexistir.
Más adelante se podría hablar de convivir.
No seré yo quién no le dé
una o mil oportunidades a la Paz ,
pero ésta debe estar basada, como tantas veces habré escrito, en la Justicia. Y ésta dimana de la
aplicación de todas las resoluciones de la ONU desde la 181, cuyo sexagésimo quinto
aniversario conmemoramos hoy, hasta la que explicita la condición de Estado
Observador a Palestina cuya propuesta está en vísperas de ser aprobado. Sería
una buena noticia que Israel no le ponga más palos a las ruedas.
Apilando muertos
conseguimos un gran cementerio y la paz de los sepulcros. La alternativa está
clara, es la vida, y apuesto siempre por ella.
Editado el 28 de noviembre de 2012 por Carlos Juma
SINAPSIS
Publicado en CanariasAhora.es
publicado en el blog de Marisol Ayala
publicado en el Independiente de Canarias
publicado en Telde Actualidad
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