EL INDEPENDIENTE DE CANARIAS
EL BLOG DE MARISOL AYALA
TELDEACTUALIDAD
Los sionistas
esconden en sus mentes la esencia de la locura asesina, el eje de los
masacradores, y la Corte Penal
Internacional el vocablo impunidad.
Los intereses
espurios de quienes cometen execrables crímenes contra la Humanidad se visten
de ropajes variopintos para explicar su posición y lo que es peor, para
justificarla.
La masacre a
la que se somete a la población palestina es un episodio más que tiene como
objetivo la conversión del asunto palestino en un expediente de “terroristas” y
la justificación de su liquidación por ser el mal de los males.
Pero no sólo
es esto sino que además a ese expediente se le añade el de la “expulsión” de
los palestinos de su solar patrio y expelerlos a las tierras de sus “hermanos
árabes” de Jordania y Líbano
especialmente, además de otros como Egipto, Siria e Iraq.
El objetivo,
repetido hasta la saciedad, es la “judeización” de toda la Palestina histórica.
Ese es el hito por y para el que se creó el Sionismo a finales del siglo XIX.
A la luz del
conocimiento se alcanza la verdad de los hechos y nada de lo que sucede es
casual ni anecdótico.
El debate de
quién golpeó primero puede quedarse en el armario de la estupidez. Los hechos
son incontestables: Israel necesita un enemigo, y si no lo tiene, se lo
inventa. Es un estado nacido por y para la guerra. Sólo se mantiene por la
guerra.
Al igual que
en la operación “plomo fundido” se desveló quién provocó la reacción de Hamás,-
sin duda alguna, Israel-, esta vez, por su propio interés, será de nuevo el
estado sionista el provocador.
Por encima de
cualquier conjetura hay una verdad insoslayable: la asimétrica situación de
este mal llamado, conflicto.
Israel
necesita o se inventa la más mínima excusa para poner de manifiesto lo que todos
sabemos. Su poderío armamentístico, y en base a ello, golpe a golpe,
conscientes de saberse genocidas impunes de los palestinos, la conquista de las
tierras de aquellos.
Lo he dicho y
reitero que la paz es el peor mensaje para los judíos sionistas; es la
evidencia de los hechos. Cada vez que se acercan posiciones por la paz perece
el líder que las lleva a cabo (Rabin a manos judías asesinas, Arafat a manos del
carnicero de Sabra y Shatila, el sionista Sharon).
La paz
disuelve la entidad sionista, obligaría a dar carta de ciudadanía a todos los
palestinos, y por demografía, serán la mitad más una del parlamento israelí, o
lo que es lo mismo, la desaparición del estado israelí.
La guerra, por
el contrario, mantiene las posiciones de partida en un “status quo” favorable a
los sionistas y sus execrables ambiciones territoriales. Sabemos de antemano
quién va a poner la sangre sobre la tierra y quienes ejercerán una parte de su
poderío militar silenciando la
resistencia palestina.
Para estos
sionistas la piedad no existe y por esto mismo se evidencia el derecho
inalienable a resistir, con toda la legitimidad que le otorga el padecimiento
de más de sesenta años de ocupación y al amparo legal internacional.
Al unísono se corea
que Israel
tiene derecho a defenderse.
Y los
palestinos, ¿no tenemos derecho a resistir?
Las bajas
israelíes son asesinatos, mientras que las bajas palestinas son “muertes”
(BBC). Pintoresca y cruel interpretación del asunto.
Así
seguiremos, en esta estupidez permanente, donde se arrodilla la vida, se ahogan
gritos con el estruendo de los bombardeos y las ensoñaciones de los niños son
ataques de pánico. Y la solución de dos estados que Dios le confió a un
delirante Bush ya es un capítulo cerrado. Algún
día la ecuación del poder será distinta.
¿Qué paz se
puede obtener con generaciones que crecen al amparo de esta injusta asimetría?
Israel, tú
robas mi agua, quemas mis olivos, destruyes mi casa, robas mis tierras,
encarcelas a mi padre, asesinas a mi madre, bombardeas mi país, nos privas de
todo, nos humillas a todos, y aún así tengo
que asumir la culpa de haberte devuelto un cohete.
Carlos Juma
Ex presidente y cofundador de la
Comunidad Palestina en Canarias.