DE AQUÍ
Y DE ALLÁ
El
entierro de la sardina
por
Carlos Juma
En El Diario.es/CanariasAhora
En La Provincia
En Canarias Noticias
En Telde Actualidad
Blog de Marisol Ayala
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Blog de Marisol Ayala
Reflexión acerca del gobierno de la mayoría vs la suma de minorias, y de la Ley electoral canaria.
Una vez culminada la fiesta de
carnavales toca colgar los disfraces. Y ahora queda el glorioso
recuento de votos que las matemáticas son incapaces de asimilar.
Dos más dos va a resultar que no son
cuatro y que la tan cacareada ley electoral canaria permite que el
voto de un canario valga más o menos en consonancia con su lugar de
residencia y de este modo, con menos resulta que son más.
El cumplido lector que a estas letras
se acerca sabe de sobra a que me refiero y a tan buen entendedor
pocas palabras bastan. No obstante lo dicho, por ser conciso, véase
el número de escaños que obtiene una pequeña demarcación
electoral como la Gomera, y compárese con los escaños obtenidos por
los demás canarios.
El grado de irritación sube a medida
que los comentarios acerca de esta perpleja situación son la
comidilla de informales conversaciones.
Hasta el ínclito presidente de Canarias, en funciones, ha dicho que hay que reformar la ley electoral canaria, con sus matices; bueno fuera que lo dijera con claridad el que ha tenido en sus manos la modificación de dicha ley ajustándola a un mero criterio de justicia equitativa. Después de mí Noemí o tararí que te ví.
Hasta el ínclito presidente de Canarias, en funciones, ha dicho que hay que reformar la ley electoral canaria, con sus matices; bueno fuera que lo dijera con claridad el que ha tenido en sus manos la modificación de dicha ley ajustándola a un mero criterio de justicia equitativa. Después de mí Noemí o tararí que te ví.
Vengo en decir que si una lista
(electoral, se entiende) es la más votada, asunto de qué se tienen
que sumar las otras listas (electorales, por supuesto) para impedir
que gobierne la mayoría. Y asunto de qué se tiene que dar por
supuesto que todas las perdedoras tienen ahora un sentimiento común
y unos principios similares; pues para eso era más sencillo y simple
que se presentaran todas ellas aunadas en unas mismas siglas.
Entiendo, y es mi parecer, que se está
en la oposición para evitar los dislates y que llegado el caso,
sumen sus fuerzas para evitarlos, y si es uno de antológica
dimensión se presenta una moción de censura, y si el gobernante
tiene dudas presentará una moción de confianza. Me cuestiono acerca
del miedo a gobernar en minoría mayoritaria.
Y es perezoso pensar la divergente
conducta que se muestra en nuestros Cabildos en los que el Presidente
es el cabeza de la lista más votada. En unos sí y en otros no. ¿Por
qué no se aplica el mismo rasero en todas las instituciones?
Me parece honesto y congruente que
quienes no han alcanzado la mayoría no gobiernen. Mejor prestar
apoyos puntuales para asuntos puntuales.
La izquierda se ha presentado
disgregada y habrá votantes que les gusta una opción u otra de ese
espectro político al igual que puede ocurrir con la derecha,- que
parece estar menos disgregada-, y puede que sea el momento de
unificar a los votantes de izquierdas o de derechas en sus propias
plataformas y presentar ante el electorado una opción clara y
diáfana. Claro que, en esa hipótesis, se acaban los Carnavales.
O sea, si la suma de los partidos
minoritarios es superior a la mayoritaria no sorprende la diarrea
mental de la Condesita en Madrid, el silencio del seis escalones o
“dónde dije digo, digo Diego”.
Este es el entierro de la sardina. Que
poco dura la alegría de las fiestas carnavaleras.