DE AQUÍ Y DE ALLÁ
De la Japuta a los Alpes
por Carlos Juma
Hace casi un año escribía esto. Dicho quedó y se confirma que este tipo es un "joputa", tiempo después.(13-marzo-2016)
La japuta, conocida como
palometa, es un pez, pero el “joputa” es una variedad del ser
humano que tiene una idea obsesiva de hacer el mal, planificarlo y
llevarlo a cabo con una destreza megalómana de perfil alexitímico,
inexpresivo, carente de emoción o sentimientos.
Mucho se ha escrito sobre
la conducta del copiloto de Lufthansa que ha llevado a la inmolación
a ciento cuarenta y nueves personas más. Y seguramente continuará.
Los límites entre la
psicopatía, entendida como enfermedad mental, y la conducta asesina
no están establecidos, ni creo que lo estén; congresos, simposios,
reuniones no han sido capaces de establecer la línea roja entre
enfermedad e inimputabilidad de acciones terroríficas como la que
hemos vivido con inmenso pavor en fechas recientes.
No me encaja una
situación de depresión con la magnitud del asesinato llevado a cabo
por el miserable copiloto de aviación. Se podría comprender que
deseara el suicidio y se extinguiera sólo y exclusivamente este
personaje pero llevarse por delante a los pasajeros de aquel vuelo
sólo lo veo a la luz de quién quiere decirle al mundo “urbi et
orbi” que estaba lleno de ira y de frustración contra todo y puede
que, finalmente, su oscuro deseo fuera la propia compañía aérea en
la que trabajaba.
La justificación de lo
que no tiene justificación alguna no ha lugar. La explicación a
través de enfermedad mental me parece que es una manera de suavizar
la inherente y gravísima responsabilidad que recae sobre el autor
de esta masacre.
Demasiado buen aspecto,
ningún perfil que hiciera sospechar que incubaba una depresión, y
quién sabe si realmente sus partes de baja médica no eran más que
el juego sucio de quién accede a los servicios médicos escondiendo
su miserable objetivo de destruir la compañía aérea, vaya usted a
saber si por asuntos laborales, amenazas de despido, frustración,
etc. simulando una melancolía y/o un trastorno grave de ansiedad,
cuyos síntomas son fáciles de obtener en internet o en cualquier
libro de Medicina y aplicárselos.
No sería el primer
individuo que miente más que habla, capaz de aprender rápidamente y
poner en marcha todo el repertorio de síntomas muy bien hilvanados.
Eso se llama engaño, y el maestro del engaño revienta cuando se ve
acosado por la verdad.
Mientras duró el engaño
vivió lindamente pero no me extrañaría que alguien pusiera en
entredicho su conducta o le destapara sus miserias; con ello bastaría
para reventar en un estado de cólera que, como buen simulador,
escondería hasta llevarlo al objetivo que finalmente perseguía:
reventar a Lufthansa y que peor manera de hacerlo como la elicitada
por el copiloto.
Desde luego, la japuta es
un pez, pero hay sujetos malnacidos, sin duda de madre santa, que
revientan su ira y frustración llevándose por delante la inocencia
de ciento cuarenta y nueve seres humanos indefensos, y esos se llaman
“joputas”. Mucho me recuerda al modus operandi de los ataques
suicidas con bombas. ¿El sujeto que los lleva a cabo es un
depresivo, un ansioso, un psicópata? La ira, la frustración, la
desesperanza llena el saco del acto suicida contra sí y contra
inocentes tiñendo de rojo el blanco suelo de Los Alpes.
Se me ocurre como una
opinión más pues también sucede aquí como allá.